Dip. Miguel
Ángel Rodríguez
"Diálogo a plomo limpio y amenaza con la
arrechera armada que la revolución puede tener como respuesta a los países
hermanos que se preocupan por nuestra situación, no tienen correspondencia con
un gobierno que está obligado a escuchar a unos estudiantes, a una sociedad
civil, de su propia nación, que llevan recién cumplido un mes de protestas
públicas con el apoyo de la unidad democrática, tanto a sus razones, como a sus
pedimentos. En vez de enfurecerse con Panamá, el gobierno está obligado a oír a
Venezuela".
Así se expresa el diputado por el estado
Táchira, Miguel Ángel Rodríguez, quien recuerda que la inseguridad, el colapso
de la producción nacional, la "escalada inflacionaria que ha hecho añicos
el salario de los trabajadores, el deterioro brutal de los servicios públicos,
la pérdida dramática del valor del bolívar frente a todas las demás monedas y
la consecuencia de humillantes colas para pujar por productos en medio de una
asfixiante escasez, fueron los detonantes reales de la protesta. Tratar de
confundir a venezolanos y extranjeros con propaganda tendenciosa y una
conferencia de paz en la que no hay vocería del descontento popular, es una
treta para huir hacia adelante".
Por lo que considera una ola represiva con uso
desproporcionado de la fuerza, al extremo de haber reclamado en la Asamblea
Nacional la interpelación de los ministros de Defensa e Interior y Justicia,
" por la participación además de grupos paramilitares que a sus anchas
actúan contra manifestantes", Rodríguez reclama al gobierno nacional que
tanto Unasur y Celac, pero también delegaciones de la OEA y de la comisión
contra las detenciones arbitrarias de la ONU,
evalúen en Venezuela la situación
de derechos humanos, sin ser tachados de conspiradores. "¿O es que acaso
van a negar también 19 muertes, decenas de heridos y centenares de privados de
libertad o sometidos a régimen de presentación?", se preguntó.
Insiste en que el pliego de peticiones que
hacen jóvenes y sociedad civil, incluyendo la libertad de Leopoldo López y
demás presos políticos, el desarme de los grupos paramilitares, la liberación
plena de los detenidos en las manifestaciones, el cese del hostigamiento a
María Corina Machado y el fin de la represión militar y policial son, entre
otros, "puntos sagrados para quienes nos llamamos unidad democrática del
país y no haremos comparsa a la táctica de unas conferencias de paz en salones
con aire acondicionado mientras el aire de las calles está gaseado y cruzado
por balas asesinas".
"No cohonestamos la violencia, venga de
donde venga, porque hasta ahora más le conviene al gobierno nacional señalarla
como muestra de un supuesto ataque contra la democracia para evitar sentarse
con seriedad a escuchar los reclamos de los venezolanos. Y mucho menos
cohonestamos ahora, que tras un mes de tan grave represión, los presuntos
pacificadores de la República urdan enfrentamientos y rompimientos con naciones
hermanas. El gobierno
está obligado a escuchar a Venezuela", recalcó.
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