viernes, 15 de febrero de 2013

Ya tienen real para las elecciones



Que no ha sido una medida con propósitos fiscales para que un gobierno que maneja renta en dólares tenga más bolívares para sus operaciones locales, dijo el Ministro de Finanzas Jorge Giordani, de la devaluación anunciada el viernes de éxodo carnestolendo.
Que no y no y no habría devaluación sostenía hasta ese mismo día y desde unas cuantas semanas antes, el Vicepresidente Nicolás Maduro. Viernes en la noche, quizás pensó que sonaría coherente cuando dijo que en vez de devaluación, lo que se anunció fue un ajuste de la paridad cambiaria para imprimirle aún más fortaleza a nuestra economía.
Que no es sino producto de los planes desestabilizadores de los apátridas contrarrevolucionarios, decir que la mayoría de los productos que consumimos los venezolanos tienen origen foráneo. Pero, por si las moscas, cuentan los funcionarios que van y vienen entre Caracas y La Habana, que el Presidente habló de cómo estamos obligados a producir mucho más, por lo que aprobaba un dineral para AgroVenezuela.
Que todas estas cosas son signos de la mayor suma de felicidad posible de un pueblo dignificado por la revolución.
Lo cierto, estimados compatriotas, es que pasamos ya de largo los dos meses desde que oímos por última vez al Presidente. Fue un 8 de diciembre en cadena nocturna de radio y televisión. Y fue, para entre otras cosas, él mismo admitir que era posible que su enfermedad le impidiera ejercer el cargo de la primera magistratura y, en consecuencia, hizo su recomendación de candidato para unas elecciones presidenciales.
Lo cierto, queridos amigos, es que de pronto pasó el bolívar a valer 46 por ciento menos y el dólar petrolero 46 por ciento más, con lo que veamos que el gobierno está buchón y el trabajador golpeado.
La verdad, amados hermanos, es que todo esto ocurre cuando después de años de bonanza petrolera y justo cuando nuestro barril anda por los 106 dólares; estábamos recibiendo noticias de misiones a China buscando más y más endeudamiento. Y, peor aún, que nuestros patrones financieros asiáticos andan duros porque los proyectos que creen financiar dizque no caminan bien aquí.
Y las cosas pasan, justo cuando hemos visto que tirados a los pies de los patrones financieros extranjeros, las gentes del gobierno venezolano han sido capaces de entregar exploración y prospección de negocios a aquellos, ya no sólo de petróleo, sino de todas nuestras riquezas minerales. Y hasta los indígenas de Bolívar se han decidido a pelear por sus derechos.
Y que venderán oro no monetario, y que seguirán negando el aumento de nuestras compras de gasolina incluso a los Estados Unidos.
Con todas estas bolas informativas hemos llegado al momento de otro regreso desde Cuba de Nicolás Maduro. Como si fuese algo esclarecedor, comenta que al Comandante le someten a procesos difíciles y duros (?). Acto seguido, revienta algo que ya conocemos bien.
"Hay una guerra económica contra la revolución", dijo. Para tronar amenazante contra el sector empleador y productor del país. Que ni se les ocurra especular y acaparar porque se los llevan presos. Que ni toquen los precios hasta que el gobierno los fije, a todos los que dependen del dólar oficial para colocar productos en el mercado.
Mientras tanto, el ciudadano de a pie sabe cómo se vive el dato frío del Banco Central de Venezuela sobre el récord en escasez y el alarmante rebote inflacionario de las primeras semanas de 2013. Sabe cómo se sufren esas cosas.
Es el mismo ciudadano al que ya no le meten el cuento de que deprecian al bolívar para fortalecerlo, y espera con angustia el golpe que los que gobiernan al país decidieron darle al bolsillo de los trabajadores.
Es la misma persona que, aún teniendo simpatías con Chávez, seguro dirá ahorita que suena lógico dejar la regaladera anual de 7.000 millones de dólares al año y la gastadera en armas de guerra, para evitar deteriorar la vida de nuestras familias.
La misma gente que, a fin de cuentas, sabe que se pronuncia demasiado la ausencia del Presidente y quizás, el ungido, con la devaluación, echa mano a viejas explicaciones guerreras, pero también ha echado guante a una millonada, para encarar su campaña presidencial.
Ese dinero, es de todos los venezolanos. A los que no se nos preguntó, sino se nos obligó a financiar, a costa del futuro económico de nuestros hijos.
Y si surgiera el compromiso electoral, aún conscientes de que enfrentamos a un tramposo "Goliat", dejar de votar y de hacer valer nuestro voto, sólo sería darle más y más cabida a la violación de la que todos somos víctimas.
Miguel Ángel Rodríguez
Diputado a la Asamblea Nacional
@MiguelContigo


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